Probamos Dune: Awakening: Supervivencia épica en el desierto de Arrakis

Probamos Dune: Awakening: Supervivencia épica en el desierto de Arrakis

Tras meses de expectación, Dune: Awakening, el ambicioso survival multijugador de Funcom, ha abierto sus puertas a través de una beta cerrada para prensa. Hemos pasado unas 20 horas explorando las dunas de Arrakis, y estas son nuestras primeras impresiones sobre este título que promete combinar la intensidad de los juegos de supervivencia con toques de MMO en el icónico universo de Dune. ¿Cumple con las expectativas? Vamos al lío.

¿Qué es Dune: Awakening?

Desarrollado por Funcom, los creadores de Conan Exiles y míticos MMOs como Anarchy Online, Dune: Awakening es un juego de supervivencia cooperativo ambientado en una historia alternativa del universo de Dune. Nos lleva al desértico planeta Arrakis, cuna de la especia, la sustancia más codiciada de la galaxia. Con localizaciones, facciones y personajes reconocibles de los libros y películas, el juego mezcla mecánicas de supervivencia con elementos de MMO, todo en un entorno siempre online.

El título se lanzará oficialmente el 10 de junio de 2025, aunque quienes adquieran ediciones especiales podrán acceder desde el 5 de junio. Estas ediciones incluyen un pase de temporada con los cuatro primeros DLCs. Además, Funcom ha anunciado una beta masiva del 9 al 12 de mayo, abierta a quienes se inscriban en su web o Steam, donde se podrá probar la zona inicial y las dos primeras regiones de las 12 que compondrán el mapa final.

En esta beta cerrada, tuvimos acceso a las primeras horas de juego: los niveles iniciales, la región de Hagga Basin, el sistema de construcción, el primer vehículo (una motocicleta) y un vistazo a la progresión. Aunque no pudimos explorar las ciudades de las facciones ni el desierto profundo —donde se libran las grandes batallas PvP—, lo que vimos ya deja entrever el potencial de este título.

Arrakis: Un mundo hostil y fascinante

Todo comienza con la creación de personaje, un editor detallado disponible en Steam que permite personalizar nuestro origen, apariencia y habilidades iniciales. Este origen influye en ciertas conversaciones y partes de la historia, mientras que las habilidades, aunque determinan tu punto de partida, no te limitan: puedes desbloquear talentos de otras clases y crear un personaje a tu medida, sin restricciones de clases rígidas.

Como en todo buen survival, apareces en mitad de la nada, con lo justo para sobrevivir. En Arrakis, no hay árboles que talar ni ríos que pescar; en su lugar, recolectas restos metálicos y minerales con un sistema de escaneo que marca puntos específicos para cortar con un láser. Es un toque original que evita que la recolección se sienta monótona, y con pocos recursos ya puedes construir una base decente.

La supervivencia en Arrakis no solo depende de recolectar, sino de gestionar tu hidratación y exposición al sol. El calor abrasador y las tormentas de arena te obligan a mantener un ojo en tu nivel de agua, que puedes reponer con plantas, extrayendo fluidos de enemigos caídos o almacenándola en tu base. Los gusanos de arena, un peligro omnipresente, añaden tensión: cruzar grandes extensiones de arena genera ruido, y el ruido atrae a estas bestias. No es un obstáculo constante, pero esa amenaza latente mantiene la inmersión.

La construcción sigue la fórmula clásica de los survival, con bloques y estaciones de artesanía como destilerías para extraer agua, generadores de escudos o impresoras 3D para crear equipo. Los materiales, incluso los iniciales, tienen un diseño visual cuidado que hace que hasta la base más básica luzca atractiva. Sin embargo, esta primera base es temporal: tras completar misiones en el sur de Hagga Basin, desbloqueas una motocicleta que te permite cruzar al norte, donde estableces un asentamiento más permanente.

El mapa es amplio y está repleto de puntos de interés: campamentos, cuevas, laboratorios subterráneos y mazmorras que desbloquean recetas y avances en el árbol de investigación. Este árbol, junto con la enorme variedad de armas, armaduras y mejoras para vehículos, promete una progresión profunda y satisfactoria.

Combate y movimiento: Luces y sombras

El combate, aunque funcional, es el punto más débil de estas primeras horas. Combina ataques cuerpo a cuerpo, disparos a distancia y habilidades especiales, con un sistema de escudos personales inspirado en Dune: las balas no penetran los escudos, pero un ataque cuerpo a cuerpo puede desactivarlos. Esto crea una dinámica interesante, pero la ejecución se siente algo tosca, con animaciones que no siempre responden con fluidez. No es un desastre —y dentro del contexto del juego no molesta tanto—, pero está claro que aquí Funcom tiene margen de mejora.

Por suerte, el movimiento compensa estas carencias. Gracias a ganchos y cinturones gravitatorios, desplazarte por las rocas y paisajes escarpados de Arrakis es un placer. Puedes saltar grandes alturas, correr por pendientes aterrizar con suavidad, y la promesa de mejoras tecnológicas en el movimiento sugiere que esta mecánica seguirá evolucionando.

¿Y el componente MMO?

Aunque Dune: Awakening se siente como un survival cooperativo clásico en sus primeras horas, los elementos de MMO empiezan a asomar más adelante. El mapa de Hagga Basin, compartido con unos 40 jugadores, es principalmente PvE, con zonas PvP opcionales. Aquí entran en juego las facciones —Atreides y Harkonnen—, a las que declaras lealtad. Completar misiones y tareas otorga reputación a tu facción, y la facción vencedora puede desbloquear ventajas que afectan a todos los jugadores del servidor.

El comercio también añade un toque MMO: con un ornitóptero, puedes volar a la ciudad principal de tu facción para usar la casa de subastas, aceptar misiones o pagar impuestos por tu base. El desierto profundo, una zona PvP masiva donde los jugadores de todos los servidores se enfrentan por la especia, promete ser el componente más ambicioso, aunque no estuvo disponible en esta beta.

El juego está diseñado como una red de mapas de Hagga Basin interconectados, cuyos jugadores comparten comercio, guerras de facciones y combates en el desierto profundo. Este enfoque híbrido busca equilibrar la intimidad de un survival con la escala de un MMO, pero su éxito dependerá de cómo se implementen estas mecánicas a largo plazo.

Impresiones finales: Prometedor, pero con incógnitas

Tras unas 20 horas, Dune: Awakening deja un sabor agridulce: es un juego con un potencial enorme, pero aún tiene aspectos por pulir. La ambientación de Arrakis es inmersiva, con mecánicas de supervivencia bien calibradas que te mantienen alerta sin agobiar. La progresión, la construcción y la exploración son sólidas, y el mapa está lleno de contenido que invita a seguir jugando. Sin embargo, el combate necesita trabajo, y los elementos MMO —como el desierto profundo o las guerras de facciones— son una incógnita hasta que podamos probarlos.

El mayor riesgo es que Dune: Awakening no termine de conquistar ni a los fans de los survival ni a los de los MMOs. La falta de servidores privados o soporte para mods podría alejar a los primeros, mientras que los segundos podrían echar en falta una progresión más robusta a largo plazo. Aun así, el juego ya ofrece una base sólida, con mucho contenido y un universo que atrapa. Si Funcom afina el combate y los servidores aguantan el lanzamiento, fácilmente podríamos estar ante un título al que dedicarle 100 horas sin pestañear.

Por ahora, me quedo con ganas de más. La beta de mayo será una gran oportunidad para que los jugadores descubran Arrakis por sí mismos, y estaremos atentos a cómo evoluciona Dune: Awakening de cara a su lanzamiento. ¿Será el survival definitivo o se quedará perdido en las dunas? Solo el tiempo lo dirá.

Jugador de RPGs desde los tiempos del mítico Diablo y aficionado al mundo de los juegos online desde Guild Wars. Un friki del cine y de las series de televisión.

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