Hay juegos que nacen de una broma y acaban convirtiéndose en algo mucho más serio. Escape from Duckov, desarrollado por el estudio independiente chino Team Soda, es el ejemplo perfecto de cómo una parodia puede transformarse en una experiencia sólida, divertida y sorprendentemente profunda. Lo que empezó como una sátira de Escape from Tarkov ha terminado siendo uno de los extraction shooters más peculiares y adictivos del año: una mezcla de ironía y tensión que logra mantener el equilibrio con una naturalidad admirable.
Bajo su fachada caricaturesca y su planteamiento absurdo —anátidas armadas hasta el pico en un planeta al borde del colapso— se esconde un juego con una sorprendente complejidad táctica. Lejos de ser un simple chiste alargado, Duckov combina humor y desafío en una fórmula que invita tanto a la reflexión estratégica como al disfrute puro de la acción.
Un planeta perdido… y una última oportunidad para escapar
La historia nos sitúa en un mundo devastado, dominado por anátidas antropomórficas que luchan por sobrevivir entre los restos de una civilización en ruinas. El objetivo es claro: recolectar recursos, construir una nave y escapar antes de que una misteriosa tormenta violeta lo consuma todo.
Aunque la trama no busca profundidad narrativa, su tono surrealista funciona como un marco perfecto para una campaña offline bien estructurada, formada por incursiones, misiones y una progresión consistente. Escape from Duckov toma inspiración directa de títulos como Escape from Tarkov o Zero Sievert, pero adapta su esencia a un ritmo más accesible y a un tono descaradamente sarcástico.
Sobrevivir, recolectar, regresar
El bucle jugable de Duckov es tan simple como efectivo: prepararte, salir, arriesgarte, recoger y, con suerte, volver con vida. Cada incursión es una historia de riesgo y recompensa, una partida en la cuerda floja donde el instinto de supervivencia se enfrenta constantemente a la codicia.
El sistema de progresión castiga los errores, pero sin caer en la brutalidad de Tarkov. Si mueres, tu equipo queda marcado en el lugar de la caída, dentro de una “tumba” que puedes intentar recuperar en futuras expediciones. Esta mecánica aporta un punto de estrategia y control que reduce la frustración, manteniendo intacta la tensión.
A ello se suman eventos dinámicos como las tormentas violeta, que incrementan la dificultad y el valor del botín, ofreciendo al jugador la posibilidad de decidir hasta qué punto está dispuesto a arriesgarse. “Cuanto mayor es el peligro, más dulce es la huida” podría ser perfectamente el lema del juego.
Combate con personalidad
Pese a su perspectiva isométrica, Escape from Duckov sorprende por la calidad de su gunplay. Las armas ofrecen un feedback convincente y diferenciado —el retroceso, la penetración y la precisión varían según el arma—, y el sonido de los disparos, los pasos y los inconfundibles “quacks” enemigos crean una atmósfera de alerta constante.
El sistema de personalización añade todavía más profundidad: miras, silenciadores, munición especial e incluso la posibilidad de atravesar coberturas finas convierten cada enfrentamiento en un ejercicio de planificación táctica. Detrás de su estética absurda se esconde un sistema de combate tan pulido como sorprendentemente serio.
Un refugio entre incursiones
Entre misión y misión, el jugador regresa a su búnker, que actúa como base de operaciones y centro de progresión. Aquí se pueden fabricar armas, construir estructuras, gestionar recursos o mejorar las habilidades del protagonista. Esta parte del juego refuerza la sensación de crecimiento y convierte cada expedición en una inversión significativa en el largo plazo.
Aunque algunas misiones pueden volverse algo repetitivas y el componente de grind se deja notar en las fases avanzadas, la variedad de entornos y la claridad de su curva de dificultad mantienen la experiencia fresca durante muchas horas.
Una estética inconfundible
Visualmente, Escape from Duckov adopta un estilo sencillo pero coherente, con un diseño que combina lo posapocalíptico y lo humorístico en un curioso equilibrio. Los escenarios —bosques sombríos, fábricas oxidadas y ruinas urbanas— transmiten una belleza extraña, reforzada por un inteligente uso del color y la iluminación.
El apartado sonoro completa la inmersión: disparos secos, graznidos amenazantes y una banda sonora que alterna entre el jazz relajado del refugio y la tensión de los combates. Todo contribuye a dar personalidad a un universo tan ridículo como magnético.
Rendimiento y soporte
El título funciona de forma fluida incluso en equipos modestos, aunque adolece de ciertas limitaciones, como la falta de compatibilidad con mandos o de traducción oficial a otros idiomas. Pese a ello, ofrece un conjunto sólido y personalizable, con distintos niveles de dificultad que se adaptan a todo tipo de jugadores.
Además, el soporte para mods a través de Steam Workshop ya ha dado lugar a una comunidad activa que expande el juego con mejoras visuales, ajustes de equilibrio y nuevos contenidos, demostrando la apertura y visión a largo plazo del Team Soda.
Conclusión
Con millones de copias vendidas en sus primeras semanas, Escape from Duckov ha pasado de ser una parodia extravagante a convertirse en uno de los fenómenos indie más llamativos del momento. Su mezcla de humor, tensión y diseño inteligente lo convierten en un extraction shooter único, capaz de ofrecer emoción sin recurrir al PvP ni a la frustración extrema.
No está exento de fallos —algunas repeticiones, un toque de grind y la ausencia de ciertas opciones—, pero su capacidad para hacer reír y, al mismo tiempo, mantenerte en vilo demuestra un equilibrio poco habitual.
A un precio de lanzamiento de 17,99 €, Escape from Duckov es una propuesta que cualquier amante de los shooters tácticos debería probar. Es, en definitiva, la prueba de que a veces las ideas más absurdas pueden dar lugar a experiencias brillantes.
Valoración final: 8.5 / 10
Un extraction shooter accesible, intenso y con más ingenio del que su apariencia dejaría sospechar.