ASKA te deja en una costa azotada por la tormenta como líder de una tribu, armado con un martillo, un par de aldeanos medio congelados y una lista de tareas que nunca termina. Construyes un asentamiento desde cero, asignas trabajos, acumulas provisiones para el invierno y aguantas cuando los monstruos ponen a prueba tus murallas. Está en Early Access, sigue creciendo y se juega como un híbrido entre supervivencia y un city builder a pequeña escala, controlado desde el suelo. No planeas desde arriba haciendo clic; estás en el barro colocando vigas, cocinando estofado y gritándole a Bjorn para que deje de comerse los troncos.
Subráyalo si algo importa: no es Valheim. Si lo inicias esperando cacerías de jefes y exploración constante, lo vas a odiar. ASKA es, ante todo, un colony sim, y en segundo lugar un juego de acción y supervivencia. Como dijo un jugador: “esto es principalmente un colony sim”. – Steam review.
Cómo se juega realmente
El bucle empieza sencillo: recoger palos, fabricar cuerda, poner en marcha la primera cabaña. Asignas a un aldeano para cortar madera, a otro para transportar y a otro para cocinar. De repente estás planificando caminos y zonas de almacenamiento, pensando en la dirección del viento para tu fundidor y reorganizando trabajos para que el campo se plante antes de la primera helada. El juego no deja de darte platos que mantener girando.
“En cualquier momento estarás manejando 3 o 4 tareas distintas y planificando las siguientes. Es muy fácil perder un par de horas cuando te sientas a jugar”. – Steam review.
El combate existe, pero es condimento, no el plato principal. Las noches se complican. Los asaltos escalan. Los inviernos duelen. La tensión funciona porque todo lo que has construido puede perderse.
“El hecho de que puedas perderlo todo en cualquier momento hace que el juego sea emocionante”. – Steam review.
La promesa
Cuando ASKA encaja, sientes que estás tallando un pueblo de la nada. Las herramientas de construcción son deliberadas y satisfactorias. La progresión es lenta de una forma que recompensa a quienes disfrutan planificar.
“Lento, pero muy disfrutable”. – Steam review.
Casas, talleres, empalizadas, granjas, caminos, torres de vigilancia… todo encaja hasta formar un lugar que parece vivido. Los gráficos venden bien la fantasía, y varios jugadores destacan que son excelentes para una versión temprana.
Y luego está el cooperativo. Con tres o cuatro jugadores, la sensación cambia de capataz sobrecargado a pequeña cuadrilla gestionando una aldea fronteriza. Uno corta, otro construye, otro cocina, otro explora en busca de minerales… y todos entran en pánico al sonar el cuerno. El cooperativo convierte la rutina en un chiste compartido y los logros en pequeñas celebraciones.
Las manías
Los mismos sistemas que hacen brillar a ASKA pueden limar tu paciencia.
• Exceso de farmeo y microgestión
Si juegas en solitario, la carga de trabajo es pesada. Hay noches que parecen pelearse con una hoja de cálculo vestida de piel.
“Ahora mismo era solo trabajo, no diversión… las estructuras requieren tantísimos recursos… siempre hay una necesidad apremiante (…) 800 palos y 200 cuerdas más”. – Steam review.
Incluso los jugadores satisfechos admiten que hay tramos que se sienten como una fábrica de tareas.
• IA de los aldeanos
Este es el gran punto débil. Para un juego centrado en gestionar una aldea, tus colonos deberían ser más listos. Cortan madera y olvidan transportarla, se quedan ociosos cuando deberían construir, o requieren supervisión constante.
“Para ser un juego sobre gestionar aldeanos, acabas haciendo tú la mayor parte del trabajo”. – Steam review.
Otro lo resume aún mejor:
“La mayor parte de mi tiempo es convertir corteza en cuerda y reunir 10.000 palos”. – Steam review.
• Fricción en la interfaz
Límites de inventario, apilado torpe, demasiados menús para acciones básicas y poco flujo. La curva de aprendizaje no solo viene de los sistemas, sino de las herramientas para interactuar con ellos.
• Combate y supervivencia temprana
El combate funciona, pero es rígido, y los aldeanos en batalla son valientes en el peor sentido. La supervivencia inicial es dura: curación débil, armaduras ligeras y una economía de salud que penaliza cada error.
“El combate es rígido e incómodo”. – Steam review.
• Contenido todavía en crecimiento
Es Early Access. El tamaño del mapa, la variedad de biomas, enemigos y los objetivos del late game siguen en construcción. Puedes formar un asentamiento orgulloso, sobrevivir varias estaciones y avanzar en el árbol tecnológico. También puedes llegar al borde del sandbox y querer más motivos para seguir.
Pros de un vistazo
• Bucle de asentamiento absorbente que se come horas de forma positiva
• Construcción satisfactoria que crea lugares con identidad
• Jugabilidad híbrida donde construyes y luchas en primera persona, no desde un cursor
• Ritmo de supervivencia con apuestas reales en invierno y asaltos
• Cooperativo que convierte el trabajo duro en diversión compartida
Contras de un vistazo
• Mucho farmeo y microgestión, especialmente en solitario
• IA de aldeanos que necesita mejores prioridades y menos supervisión
• Inventario y menús torpes que ralentizan tareas básicas
• Combate funcional, pero poco pulido y castigador al principio
• Contenido y variedad del mundo aún en desarrollo
Frases de jugadores que resumen el tono
“Esto es principalmente un colony sim.” – Steam review
“Muy fácil perder un par de horas… siempre con 3 o 4 tareas a la vez.” – Steam review
“Ahora mismo era solo trabajo, no diversión… 800 palos y 200 cuerdas.” – Steam review
“La mayor parte de mi tiempo es convertir corteza en cuerda y reunir 10000 palos.” – Steam review
“El combate es rígido e incómodo.” – Steam review
¿Deberías entrar ahora?
Si te encanta planificar aldeas, disfrutas la presión de la supervivencia y no te importan los bordes rugosos, ASKA ya es un pasatiempo absorbente. Con amigos, brilla más.
Si buscas combate fluido, exploración libre o si la microgestión de IA te crispa, quizá sea mejor añadirlo a la lista de deseados y volver más adelante, cuando lleguen más parches.
Veredicto final
ASKA cuenta una historia sencilla, pero bien ejecutada. Unas tiendas agitadas por el viento. Una empalizada. Un salón comunal con humo saliendo por el tejado. Gente con nombre que trae madera, quema pan y, de vez en cuando, salva el día. Es prometedor, caótico, en mejora constante.
Si llegas esperando un colony sim práctico con toques de supervivencia —no una secuela espiritual de Valheim— encontrarás mucho que disfrutar mientras termina de cocerse.
