La inteligencia artificial como motor de mundos más vivos en los MMORPGs

La inteligencia artificial como motor de mundos más vivos en los MMORPGs

Dos décadas intentando que los MMORPGs parezcan vivos. Más o menos desde Ultima Online o World of Warcraft rezando para que los NPCs dejen de repetir líneas de diálogo y empiecen a pensar un poco por sí mismos. Parece que la espera ha llegado a su fin. Con la llegada de la inteligencia artificial generativa ese sueño va a acabar haciéndose realidad.

Aunque todavía le falta un poco, uno de los cambios que más vamos a notar son los NPCs. Siempre han pecado de ser un elemento decorativo que daba poco juego. Iban del punto A al B, ofrecían una misión y esperaban a que el jugador hubiera terminado. Ahora, algunos estudios tienen la ambición de cambiar las reglas. Videojuegos como AI Town de Convex o Inworld Origins permiten que los NPCs recuerden conversaciones y muestren emociones ante lo que haces o dices. Sí, como si existieran.

Sí un día te despiertas con ganas de destruir una aldea hasta convertirla en cenizas; a lo mejor tienes que enfrentarte a que los comerciantes suban los precios o se nieguen a negociar contigo la próxima vez. Porque gracias (o no) a la IA, pueden pensar y comunicarse mucho más allá del típico menú de opciones de diálogo.

Claro, no todo es perfecto, ya nos gustaría. El debate está en que tantísima libertad puede crear contradicciones en la historia del juego y que estas acaben por romper su lógica.

Por tanto, por el momento debemos conformarnos con un punto intermedio en el que los sistemas inteligentes se dediquen solo a sugerir y el humano a tomar decisiones. Esta propuesta no solo se está dando en la industria, también en otros sectores del entretenimiento, como los casinos online. Por ejemplo, a día de hoy, un casino sin mínimo de depósito ya utiliza algoritmos para recomendar partidas según el perfil del jugador. Así es posible ofrecer una experiencia personalizada, aunque siempre bajo supervisión humana para evitar atropellos.

Lo que sí nos ha demostrado la IA es que como ayuda no viene nada mal. De hecho, está mejorando exponencialmente la experiencia del usuario gracias a su capacidad para analizar patrones en tiempo real, lo que le permite anticipar y prevenir situaciones como cuellos de botella en zonas de mucha actividad.

Además, aunque esto no le afecte al jugador directamente, reduce el trabajo que requiere mantener el juego activo, que es uno de los mayores costes de cualquier MMORPG. Eso sí, aquí hay otro pero. En un MMORPG hay miles de jugadores conectados al mismo tiempo y con todos ellos interactuando con NPCs inteligentes, los servidores corren un riesgo bastante alto de saturarse.

Hasta que se aten todos esos cabos sueltos, la inteligencia artificial se está dedicando a tareas algo más simples como la creación de personajes. Decimos simples, pero no insignificantes.

Por ejemplo, gracias a plataformas como Popul8, desarrollada por Playable World ‘s, se pueden crear modelos 3D completos a partir de plantillas 2D, permitiendo generar poblaciones enteras sin repetir una sola plantilla. Reducción de costes y diversidad, todo ventajas.

Los MMORPGs, más que ningún otro género, dependen de la ilusión de albergar vida. Aquí no basta con que haya otros jugadores, el entorno debe percibirse como imprevisible y auténtico. Esa transición es la que presumimos que definirá la próxima década. De mundos estáticos, a mundos reactivos que respiren aunque los desarrolladores no estén mirando.

Lo vemos en la intervención de la IA en la generación de procedimientos. Sus motores pueden diseñar biomas, mazmorras o tramas secundarias que se adapten al estilo del jugador. No, el objetivo no es un contenido visual infinito, sino uno con sentido y coherencia dentro del universo del juego.

Ya son varios estudios los que trabajan en herramientas para crear misiones basadas en los datos de la comunidad. Así, si ocurre que un clan domina una región, los sistemas inteligentes pueden generar conflictos o grupos rivales para equilibrar el mundo. Cada acción tiene una consecuencia.

Y a medida que se perfeccionan todas estas técnicas surge la gran pregunta: ¿hasta qué punto debe intervenir la inteligencia artificial en la experiencia del usuario? Los juegos pueden acabar sintiéndose sin alma, sin el sello de autoría que los caracteriza y sin personalidad alguna. El término medio es por el que muchos apuestan: la inteligencia artificial como herramienta de apoyo y no como sustituta del diseñador o guionista.

Si se deja que la IA lo haga todo, el juego pierde su identidad; pero si se usa con sentido, puede ser justo lo que el género necesita para evolucionar. Habrá que ver hasta dónde llega esa evolución y con cuánta rapidez se da.

Soy un apasionado de los MMORPG. He jugado a casi todos los que han visto la luz. Al final, cambié muchas de las horas de vicio por compartir noticias y contenidos sobre este mundillo.

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